INBIO destaca la diversificación y manejo sostenible como estrategias para una agricultura más resiliente

El Instituto de Biotecnología Agrícola (INBIO) informó sobre los avances en la campaña 2024/2025 y la zafriña 2025, de los trabajos de los productores cooperadores del Programa de Agricultura Sostenible con Biotecnología (PASB) quienes han implementado estrategias conservacionistas adaptadas a sus realidades, priorizando cultivos más resistentes a la sequía, como sésamo, poroto, mandioca y maní.

En su reporte informan sobre ejemplos como el de Leonardo “Checho” Montanía, en San Pedro, y Dionisio Páez, en Caaguazú, reflejan cómo la rotación y diversificación de cultivos, junto con la siembra directa, permiten optimizar los recursos y mantener la productividad en un contexto de lluvias limitadas.

INBIO indica que dentro de sus actividades, el PASB muestra la diferencia entre una agricultura conservacionista y la convencional, adaptada a las diferentes circunstancias y tecnologías que tienen los cooperadores. “La producción más rentable parte de la base del cuidado del suelo”, es la consigna del programa.

Además del autoconsumo, cultivos alternativos para los productores de regiones como el norte del país, donde vienen atravesando periodos de déficit hídricos prolongados, son los de maní, sésamo, mandioca, poroto, sorgo, girasol, algodón, entre otros que son más rústicos y podrían ser alternativas de renta para los productores. Es importante resaltar que todos estos cultivos igualmente se pueden incorporar dentro del sistema de siembra directa, lo que ayuda a un manejo más sostenible y una mejor productividad.

Experiencia en San Pedro

Leonardo “Checho” Montanía, de Liberación, departamento de San Pedro, implementó la diversificación de su unidad productiva con la siembra de mandioca, sésamo, maní y poroto, además de soja y maíz. El sésamo sembró en 4 ventanas diferentes, en algunas sub parcelas se encuentra actualmente incluso sésamo de tercera siembra en pleno desarrollo vegetativo. En general el sésamo le rinde en promedio 650 kg/ha, siendo un cultivo que se adapta a las condiciones de la zona. El cultivo de mandioca se estableció en agosto, con lo que aprovechó las lluvias tempraneras, que posteriormente asoció con canavalia.

El cultivo de maíz, que gracias a la cobertura que posee su suelo pudo completar su ciclo, lo comercializó como choclo y el restante fue destinado a la alimentación animal. Una vez que el maíz haya superado el estadio V10, se asoció con poroto, el cual produce con las pocas precipitaciones de diciembre y enero en donde alcanzaba su periodo crítico, este cultivo es muy noble desde el punto de vista costo-beneficio y en la seguridad alimentaria.

Sembró además maní con un enfoque de autoconsumo en una superficie modesta, siendo también productivo con las pocas precipitaciones, aportando también en el autoconsumo familiar. La soja fue el cultivo que más fue afectado por las condiciones, actualmente se encuentra en cargado de granos y de manera muy crítica, desde setiembre hasta la fecha se registraron menos de 150 mm de lluvias. Estos rangos también perjudican a su producción hortícola y frutícola. Tiene una superficie de 10 hectáreas de las cuales 4,5 son cultivables.

Experiencia en Caaguazú

En San Joaquín, departamento de Caaguazú, Dionisio Páez, también apostó a la diversidad esta última campaña. Con un rango de lluvias inferior a 160 mm, sembró como cultivo de renta soja, maíz y poroto. La soja en general le rindió un promedio de 1150 kg/ha, el maíz tuvo un rendimiento promedio de 2400 kg/ha lo que destino para granos, para ensilaje y venta como choclo.

El cultivo de poroto promedió 640 kg/ha de granos, el cual sembró en varias ventanas y actualmente como segunda zafra para rotar con el maíz. Dada su rusticidad, costo de manejo bajo, y precio final estable, hace que sea un cultivo interesante en la diversificación e importante para el ingreso familiar. Actualmente, apunta a tecnificar más este cultivo de modo a mejorar su rendimiento y con ello los ingresos.