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Paraguay y el potencial de Convertirse en la “Gran Fábrica” de la región.

En recientes declaraciones, un representante de la Cámara Aceitera argentina pronosticó un futuro prometedor para Paraguay, vislumbrándolo como la “gran fábrica” de la región en el procesamiento de oleaginosas. Este avance no solo se limitaría a la producción de aceites y sus subproductos, sino también abarcaría la elaboración de biocombustibles y otros derivados de alto valor agregado. Desde la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (CAPPRO), aprovecharon el impacto que tuvieron sus declaraciones para recordar que llevan años destacando el enorme potencial del sector agroindustrial de nuestro país, un potencial que podría materializarse con la implementación de políticas públicas adecuadas.

La construcción de políticas públicas que favorezcan la industrialización es crucial para transformar el potencial del sector en una realidad tangible, insiste la CAPPRO. Con estas políticas, aseguran, se prevén mayores inversiones en el sector, la creación de empleos formales y de calidad, y una transferencia significativa de tecnología. Además, aumentaría el ingreso de divisas mediante la exportación de productos industrializados de mayor valor, en lugar de materias primas en su estado natural. Este proceso generaría un efecto multiplicador en la economía, diversificando las industrias y maximizando el uso de subproductos como harina, aceite crudo o desgomado, y cascarilla de soja.

Para aprovechar este potencial, es necesario establecer una política industrial clara, dice CAPPRO en un comunicado emitido en la fecha. La industria aceitera nacional debe, como primer paso, trabajar cerca de su capacidad instalada. En años favorables, la producción de soja en Paraguay alcanza entre 10 y 11 millones de toneladas anuales, mientras que la capacidad instalada de procesamiento es de solo 4,2 millones de toneladas anuales. En los últimos tres años, se han procesado en promedio apenas 3,01 millones de toneladas anuales, desaprovechando cerca del 30% de la capacidad instalada, a pesar de contar con suficiente materia prima.

A pesar de un incremento del 28% en la producción de soja entre 2014 y 2024, la industrialización de esta oleaginosa no ha seguido el mismo ritmo. En 2023, se industrializó un 8% menos de soja que en 2014. Además, la capacidad instalada se ha reducido en aproximadamente 300 mil toneladas anuales desde 2018, debido al cierre de operaciones de una industria asociada. La competitividad actual favorece la exportación de materia prima a fábricas extranjeras, dificultando la consolidación de la industria aceitera nacional y el desarrollo de industrias derivadas como la de biocombustibles.

¿Qué limita el desarrollo industrial de Paraguay?

Un factor adicional que limita el crecimiento de la industria nacional es la alta demanda de soja paraguaya en Argentina, país que facilita la importación de materia prima bajo un régimen de admisión temporaria. En los últimos cinco años, el 78% de la soja exportada por Paraguay tuvo como destino Argentina.

Desde la CAPPRO, proponen cinco ejes principales para una política industrial efectiva: equiparación tributaria para la industria aceitera, sostenibilidad en la producción nacional, lucha contra el contrabando, mejoras en la navegabilidad de la hidrovía Paraguay-Paraná, y el establecimiento de un régimen de admisión temporaria para la importación de materias primas agrícolas.

La CAPPRO sugiere que es importante aprender de la experiencia argentina, donde decisiones políticas han frenado el potencial de desarrollo de su sector agroindustrial. En Paraguay, luego de un auge de inversiones a inicios de la década pasada, el sector aceitero se ha mantenido como líder en inversión directa. Sin embargo, cambios en las reglas han reducido su competitividad y frenado nuevas inversiones, generando incertidumbre para los inversionistas.

Paraguay tiene todas las condiciones para convertirse en una potencia agroindustrial, pero es imprescindible la voluntad política para convertir este potencial en una realidad. El beneficio sería para todo el país y sus familias, marcando un avance significativo en la cadena de valor del sector agroindustrial, concluye su comunicado.

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