El Chaco paraguayo se perfila como un nuevo motor de la industria sojera nacional, con el potencial de transformar la economía local y posicionar a Paraguay como un actor clave en el mercado global de subproductos de soja, según el análisis de Carlos Sanabria, analista de StoneX en Paraguay.
El Chaco paraguayo está en el umbral de una transformación económica significativa gracias a la reciente industrialización del sector sojero. Según Carlos Sanabria, analista de StoneX en Paraguay, actualmente se industrializa el 35% de la producción nacional de soja, lo que representa aproximadamente 3.5 millones de toneladas. Sin embargo, el Chaco está emergiendo como un nuevo epicentro de esta actividad, impulsado por la unión de las tres principales cooperativas de la región y el esfuerzo pionero de los productores locales.
Sanabria destaca en entrevista con Agropecuaria y Negocios que estas iniciativas están desarrollando una nueva industria en el Chaco que promete dinamizar la región considerablemente. “Lo que hace una industria es comprar soja y vender sus productos, que son harina de soja, aceite de soja y algo de cascarilla. Esto trae un valor agregado y dinamiza toda la economía del Chaco”, explica refiriéndose a la nueva aceitera de Pioneros en plena construcción.
“Desarrollo industrial significa mejores ingresos para el productor”
Sanabria también menciona que a partir del próximo año, la nueva planta aceitera de Pioneros del Chaco que comenzará a operar, permitirá la compra y la industrialización local de la soja. Esto no solo ofrecerá productos de mayor valor añadido como harina y aceite de soja para el mercado interno y la exportación, sino que también mejorará los ingresos de los productores locales. “La industrialización trae consigo premios de aceite y harina, que pueden ser más beneficiosos que la venta simple de grano de soja. Esto podría dar incluso mejores valores para los productores del Chaco”, afirma Sanabria.
Con esta nueva capacidad industrial, se espera incrementar el porcentaje de industrialización nacional, actualmente en 35%, a aproximadamente 37%. Este incremento no solo beneficiará la economía local del Chaco, sino que también mejorará la imagen del país en los mercados regionales e internacionales. La industria podría consumir una gran parte, si no toda, de la producción local, impulsando aún más el desarrollo económico regional.
Sanabria enfatiza que este desarrollo industrial significa mejores ingresos para los productores. “Si el margen de molienda es positivo, parte de las ganancias se puede transferir al productor. Esto evita que el grano vaya directamente a Asunción y ofrece un plus adicional al vender a la industria en lugar de exportar el grano sin procesar”, concluye.
