La construcción de 200 barcazas generaría más de 2.000 empleos directos e indirectos. Además, se estima que los salarios aumentarían en 58,9 millones de dólares y las contribuciones patronales en 8,9 millones de dólares. La industria también aportaría más de 22,7 millones de dólares en impuestos al Estado. Con una inversión de este tipo, el impacto económico total en 20 años podría superar los 793 millones de dólares. Si la producción alcanza las 350 barcazas, el impacto total podría superar los 1.000 millones de dólares, beneficiando a diversas áreas de la economía paraguaya, como proveedores, inversores y consumidores.
La hidrovía Paraguay-Paraná, que constituye el principal canal de comercio para Paraguay, permite la movilización de más del 90% de las exportaciones y el 85% de las importaciones del país. Según un informe publicado por el Centro de Estudios Económicos (CEE) de la Unión Industrial Paraguaya, en conjunto con la Cámara Paraguaya de Industria Naval (CINAVAL) en el que analizan la construcción de barcazas en Paraguay la demanda de transporte fluvial se proyecta con un crecimiento significativo hacia el año 2041 lo que genera oportunidades importantes para la generación de empleos.
Julio Fernández, jefe Senior del CEE, explica que la carga fluvial transportada solo por el tramo Río Apa-Asunción alcanzará los 21,7 millones de toneladas para ese año. Si se consideran todos los tramos de la hidrovía, la cifra podría llegar a aproximadamente 41,3 millones de toneladas. “Este crecimiento de la carga fluvial refleja el aumento de la actividad comercial, especialmente impulsada por industrias estratégicas como la cementera y la celulosa, ubicadas en zonas clave a lo largo del río Paraguay”, explica.
Para satisfacer esta demanda creciente, Paraguay necesitará construir más barcazas. De acuerdo con las estimaciones, el país debería incorporar alrededor de 268 barcazas al año para cumplir con la demanda proyectada y reemplazar las barcazas obsoletas. Esto implicaría un incremento de 2.500 unidades en el stock actual barcazas para el 2041.
El informe señala que, a pesar de que la capacidad instalada actual en el sector metalúrgico paraguayo es considerable, aunque hoy cuente con más de 50% de capacidad ociosa, aún se requiere de nuevas inversiones productivas para satisfacer esta demanda. “Si el sector metalúrgico paraguayo recibe el financiamiento adecuado, podría alcanzar el 100% de su capacidad instalada y producir entre 150 y 200 barcazas anualmente, lo que cubriría una parte significativa de la demanda. Sin embargo, para cumplir con las proyecciones más amplias de demanda, es esencial aumentar la capacidad productiva mediante inversiones estratégicas”, agrega.
+ Empleos y + impuestos
El informe destaca los impactos positivos que la expansión de la industria naval tendría en la economía nacional. De acuerdo con los datos, la construcción de 200 barcazas podría generar más de 2.000 empleos directos e indirectos. Asimismo, con dicha inversión los salarios y los aportes sociales aumentarían considerablemente, con una estimación de 58,9 millones de dólares generados en concepto de salarios y 8,9 millones de dólares en contribuciones patronales.
Además, se anticipa que la industria contribuiría con más de USD 22,7 millones en impuestos al Estado. Con este nivel de inversión, el efecto multiplicador de dicha inversión en la industria naval podría generar un impacto económico total superior a los 793 millones de dólares en 20 años.
Por otro lado, si la producción de barcazas es de 350, el efecto total podría superar los 1000 millones USD. Este impacto se produciría a través de efectos directos, indirectos e inducidos que beneficiarían a diversas ramas de la economía paraguaya, desde los proveedores de insumos, inversores y el hasta al consumo general de bienes y servicios.
Además, el informe señala las políticas de financiamiento exitosas adoptadas por otros países de la región, como Brasil que ha creado un fondo de 10,5 billones de reales (más de 1,7 mil millones de dólares) destinado a la construcción y modernización de embarcaciones a través del Fondo de la Marina Mercante. Este fondo, que ofrece condiciones favorables para los astilleros y las empresas de navegación brasileñas, es un ejemplo claro de cómo un esquema de financiamiento adecuado puede dinamizar la industria naval y fomentar la competitividad regional.