La Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (CAPPRO) informó a través de un comunicado que prácticamente todas las industrias suspendieron sus operaciones de forma anticipada, con lo que se estima que el nivel de actividad sea extremadamente bajo en lo que queda del año.
El comunicado de la CAPPRO define esta situación como una crisis que se debe a la falta de condiciones de nuestras agroindustrias para competir por la producción nacional con las fábricas de la región, ya que en otros países se otorgan beneficios de todo tipo para procesar materias primas agrícolas, sin importar de donde se hayan producido las mismas, “ya que lo que buscan es aprovechar los beneficios del agregado de valor para su economía; por lo que, si no se aplican medidas similares para contrarrestar esta situación, la industria en Paraguay siempre estará en desventaja”, aseguran.
Durante noviembre la situación negativa se fue volviendo cada vez más crítica, los últimos datos al cierre de octubre indican que el volumen de procesamiento de soja ha sido el más bajo que se haya registrado para el décimo mes en los años que no hubo problemas de disminución de la cosecha y desde que se incrementó la capacidad instalada de la industria nacional, desde principios de la década pasada.
“La situación de la industria aceitera nacional es crítica”
La molienda durante octubre fue de 130.837 toneladas, mientras que en el acumulado el procesamiento de oleaginosas sumó 2.574.361 toneladas. El volumen industrializado en el mes de octubre constituye una reducción de más de 140.000 toneladas con respecto al mismo periodo del 2023, demostrando una tendencia mensual a la baja que se va haciendo cada vez más notoria, luego de alcanzar las 329.000 toneladas en mayo; en cada mes se ha registrado sucesivamente menor molienda que en el anterior.
Hasta octubre la utilización de la capacidad nominal de las industrias nacionales fue del 64%, que está 4 puntos por debajo del valor con que cerró este indicador en el acumulado a setiembre. La reducción de la molienda y la paralización anticipada de las industrias muestra claramente lo que se venía advirtiendo desde hace varios meses, la situación de la industria aceitera nacional es crítica.
Paraguay produjo más de 10,5 millones de toneladas de soja, de los cuales el 75% al cierre del año será procesado en el extranjero, mientras que solo el 25% se procesará en el país, con lo que las industrias quedarán con una capacidad ociosa en torno al 40%.
Este desempeño negativo está siendo impulsado por la imposibilidad de competir con las fábricas del exterior, que ha generado un nivel récord de exportación de soja en estado natural, de unas 7,7 millones de toneladas de granos al cierre de octubre, según datos del BCP y cuyo principal destino son las fábricas argentinas, por lo que las mismas continúan aprovechando tanto la disponibilidad temprana de nuestra soja como sus muy buenas condiciones de calidad, en particular, su alto contenido de proteína. Paraguay, a pesar de ser el sexto productor de soja a nivel mundial, no ingresa ni siquiera en el top 10 de los principales procesadores de esta oleaginosa.
Para mejorar esta situación Cappro señala que es urgente implementar políticas que equilibren la competencia de las industrias locales con las fábricas del extranjero, comenzando con un tratamiento fiscal equitativo (ya que son las únicas industrias que no tienen derecho a la devolución del IVA al exportar productos industrializados) para ir luego a otras medidas que devuelvan competitividad al sector.
Transporte fluvial: El dragado ayudó pero no es una solución de fondo.
En otro factor que es determinante en el trabajo de las industrias asociadas a la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro), el gremio compartió declaraciones del directivo Raúl Valdez, quien definió como oportunos los trabajos de dragado en el río Paraguay, pero acotó que no es la solución de fondo que se espera desde Cappro, porque son solo medidas de contingencia para situaciones puntuales de emergencia.
“Las soluciones de fondo deben salir como resultado del estudio profundo de las situaciones del río y de las proyecciones climatológicas, y eso debe ser dentro del marco de un plan maestro de la hidrovía, que debería convertirse como la base fundamental de una política de Estado, una política nacional de infraestructura de largo plazo, ese es el camino que deberíamos empezar”, recomendó Valdez.