En la Unión Europea debaten el uso de términos cárnicos en productos de origen vegetal. Doce países europeos han solicitado a la Comisión Europea limitar el uso de palabras como “carne”, “huevo” o “pescado” en etiquetados de alimentos vegetales, una medida que busca evitar la confusión del consumidor. Nuestro país logró adelantarse a definir este tema mediante la Ley N.º 6916 de Protección al Consumidor de Productos Cárnicos y sus Derivados, aunque ésta legislación se limita al término carne.
El debate sobre el uso de terminología tradicional en el etiquetado de productos de nueva generación continúa en el centro de la agenda agroalimentaria europea, en un contexto de creciente demanda de alternativas vegetales por parte de los consumidores. Según lo publicado por el portal especializado eurocarne, son doce los países de la UE que se unieron para exigir la protección de las denominaciones cárnicas ante el auge de los productos vegetales
Consideran que es esencial que al emular a los productos de origen animal, los productos vegetales usurpan sus denominaciones e inducen a error al consumidor “en cuanto a su verdadera naturaleza. Nadie conoce el motivo por el que estos productos no están en los lineales de verduras, si sus ingredientes son vegetales”, señala el director general de ANICE (Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España), Giuseppe Aloisio según eurocarne.
La preocupación ha sido trasladada formalmente a la Comisión Europea por parte de: República Checa, Austria, Hungría, Italia y Eslovaquia, con el respaldo de Francia, Irlanda, Luxemburgo, Malta, Portugal, Rumanía y España, quienes han solicitado que se refuerce la protección legal de las denominaciones tradicionales de productos de origen animal frente al uso comercial por parte de elaboraciones de base vegetal.
No solo carne, también: “huevo”, “miel” y “pescado”
La iniciativa pretende limitar el uso de términos como “carne”, “huevo”, “miel” o “pescado” en el etiquetado de productos que no contienen ingredientes de origen animal. Según los firmantes, su inclusión en el diseño y comercialización de estos productos puede inducir a error al consumidor, especialmente en lo relativo a su composición y valor nutricional, los cuales difieren de forma sustancial respecto a sus homólogos animales.
“Es fundamental que se preserve la claridad en la información alimentaria. Es imprescindible que se practique un juego limpio y unas reglas claras. Los consumidores deben saber exactamente qué están comprando y consumiendo. En realidad, aquí no se trata de la eterna pugna entre consumir carne o no, sino simplemente de llamar a cada cosa por su nombre. Lo lógico es que, si hay productos totalmente distintos, los nombres también tienen que ser totalmente distintos. A nadie se le ocurriría llamar “carnahoria” o “zanacarne” a un producto que tenga la forma y el color de una zanahoria, pero que esté elaborado con carne”, añade Aloisio.
La propuesta será debatida en el Consejo de Agricultura y Pesca de la UE, que se celebrará en Bruselas, donde se espera que se definan posibles líneas de acción legislativa en relación con el etiquetado de productos alimentarios.
En Paraguay
Una regulación sobre el tema ya ha sido adoptada por Paraguay, donde la Ley N.º 6916 de Protección al Consumidor de Productos Cárnicos y sus Derivados prohíbe expresamente el uso de la palabra “carne” en el etiquetado, publicidad o comercialización de productos que no contengan carne en su composición. La normativa paraguaya establece definiciones claras, limita el uso del término incluso para productos elaborados en laboratorio a partir de células animales y obliga a incluir de manera visible la frase “no contiene carne” en los sustitutos o análogos vegetales.