Agua Dulce de Santa María, pequeña localidad en la frontera de Paraguay con Bolivia, a más de 850 kilómetros de Asunción, se está consolidando con resultados muy positivos, como un verdadero laboratorio de innovación ganadera dentro de una de las regiones ecológicas más desafiantes del mundo. Rodeados por el Parque Nacional Defensores del Chaco y parques nacionales bolivianos; ganaderos y técnicos están rompiendo paradigmas para dar lugar a una nueva forma de producir: más eficiente, más responsable y con el gran esfuerzo de lograr la gran ambición del siglo XXI, la producción económica y ambientalmente sostenible.
El pasado 4 de julio se realizó una salida de campo en la Asociación de Productores Agropecuarios de Agua Dulce (APAD) que llevó a conocer parte de esta apuesta por producción sostenible. El evento contó con la participación de más de 100 personas que viajaron desde distintos rincones del país incluyendo ecosistemas totalmente diferentes al de esa frontera chaqueña. La Estancia Don Celso, de la Ganadera Don Óscar fue el escenario del encuentro.
Calixto Saguier, es asesor ambiental de la Asociación de Productores Agropecuarios de Agua Dulce (APAD), él fue quien definió a ésta área como muy especial no sólo por su ubicación, sino también por el desafío que representa sus características: “Porque el ganadero aquí solo puede usar el 50% de su tierra y eso lo obliga a ser eficiente. Y es ahí, donde entra nuestra propuesta: el pastoreo racional intensivo regenerativo”, explicó.
El sistema, aunque basado en el principio del pastoreo rotativo, va mucho más allá. El especialista lo explicó de la siguiente manera:

“El desafío es el cambio de paradigma. Normalmente, el sistema de pastoreo tradicional consiste en potreros de 25ha. La ley permite un cambio de uso de suelo de 100 hectáreas, rodeadas de cortinas forestales, y comúnmente se coloca un bebedero en el centro, dividiendo esa superficie en cuatro potreros de 25 hectáreas. Nuestra propuesta, en cambio, es utilizar 200 hectáreas divididas en 40 potreros de 5 hectáreas. De esta manera, el animal rota continuamente, y cuando vuelve a una parcela, el pasto está en su punto óptimo de concentración proteica. En síntesis: buscamos mayor eficiencia productiva.”
“En plena sequía, cuando todo estaba seco, los únicos que lograron mantener animales en buen estado fueron quienes adoptaron este sistema”, comentó Saguier, con datos que respaldan su convicción. Producciones que antes alcanzaban los 190 kilos por hectárea hoy rozan los 500, un salto exponencial que ha generado interés en los vecinos del sector.
Saguier también mencionó los resultados de otra estancia de APAD: La Conquista, también pionera, que pasó de necesitar 2.500 hectáreas de gatton panic para sostener una determinada carga animal y hoy, solo requieren 800 hectáreas para la misma cantidad, gracias a la eficiencia del nuevo sistema. El objetivo es claro, indicó el profesional: incorporar el resto de la superficie y cuadruplicar la producción ganadera.

Pastoreo Intensivo ¿Regenerativo? ¿Por qué?
Para quienes se preguntan qué tiene de “regenerativo” este pastoreo, Calixto Saguier explicó que la respuesta está en la esencia del manejo. No se usan químicos agresivos, como ivermectina, que afectan la fauna del suelo. Las heces y la orina fertilizan naturalmente, las lombrices prosperan, y el suelo gana en porosidad y capacidad de retención hídrica. “El animal no pisa dos veces el mismo lugar en poco tiempo. Así evitamos la compactación y mejoramos el ciclo del agua”, ejemplificó Saguier antes de agregar otros datos.
Además, acotó, se revalorizan especies vegetales, aquí mencionó incluso a las que se denominan popularmente como “yuyos”, pero que hoy se sabe que el ganado consume con provecho. Se conservan más árboles por hectárea para dar sombra, y se aprovecha mejor cada gota de agua. El asesor de APAD insiste que en este rincón del Chaco, la eficiencia no es una opción sino una necesidad.

Candice Muxfeldt, productora y anfitriona en Don Celso, expresa con humildad: “Nos sentimos honrados de compartir nuestra experiencia. Creemos que el camino es aprender entre socios y amigos. Compartir aciertos y errores. Porque este suelo no se puede maltratar. De él sale el pasto, y con ese pasto alimentamos al ganado”.
En esta salida de campo se pudo ver cómo la estancia ha incorporado tecnologías innovadoras en suplementación y manejo del agua. Candice Muxfeldt explica que desde los sistemas de recolección pluvial que distribuyen agua por gravedad, hasta el uso estratégico de balanceados, pasando por probióticos aplicados a terneros recién nacidos que aceleran su desarrollo, cada decisión es una apuesta por la resiliencia, por resistir inviernos secos sin perder animales, sin malvender, sin abandonar.
“Mi papá decía: El ganadero no es el que tiene ganado, sino el que tiene pasto”, recordaba Candice destacando que ese aprendizaje es una realidad que puede ver en Agua Dulce, recordando también que en el principio, existió miedo y cautela por parte de la familia que es el equipo que trabaja en la ganadera, y que afortunadamente, todo, se va superando.
Sobre el pastoreo rotativo intensivo, que implica un manejo completamente distinto, Candice explicó que lo más difícil fue “Culturalmente, convencer a nuestra gente para hacer ese cambio. Pero salió bien, porque nosotros estábamos muy convencidos, y ellos vieron los resultados, y nos acompañaron.”

Por su parte Marcelo Balmelli, también desde el equipo de la Estancia Don Celso, asegura quelo que ocurre en Agua Dulce no es casualidad. Es fruto de años de trabajo, planificación familiar y una visión compartida. “En 2012 proyectábamos lo que hoy estamos empezando a ver. Nos falta infraestructura, pero vamos paso a paso, en consenso”, señala.
Balmelli afirmó: “Para nosotros, Agua Dulce representa un compromiso familiar y un compromiso con el país. Siempre decimos que aquí tenemos que producir, pagar los impuestos y conservar el medio ambiente. Esa es nuestra función como productores.”
En esta jornada de campo se registró un importante aprendizaje, así lo comentaron los participantes, pero también se pudo celebrar todo lo bien hecho por esta comunidad de productores y se demostró, que el Chaco paraguayo no es solo frontera ni aislamiento. Es frontera de conocimiento. Es límite superado. Es resistencia convertida en oportunidad. Y sobre todo, es ejemplo. Porque mientras muchos aún dudan (o temen) en Agua Dulce ya lo están haciendo realidad.