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Victor Ramírez: Pionero y maestro en el sistema de siembra directa.

Víctor Ramírez, pionero de la siembra directa en la agricultura familiar con tracción animal, lleva más de 31 años produciendo con este sistema en Edelira, Itapúa. Durante el Encuentro Nacional de Siembra Directa y el Segundo Encuentro Mundial del Sistema de Siembra Directa, compartió su experiencia de trabajo. Su finca cuenta con producción de yerba mate, granos y pastura natural.

“Anteriormente, el pequeño productor arrendaba su tierra a cambio de trabajo. En mi caso, por ejemplo, alquilaba para el cultivo de trigo, cultivábamos una sola vez al año; nuestro principal cultivo era la soja. Mi suelo llegó a empobrecerse tanto que cosechaba solo 700 kg/ha debido a la erosión del suelo,” recordó don Víctor.

Además, se endeudó para financiar su trabajo, y con la baja producción llegó a un punto crítico en su economía, lo que lo obligó a poner en venta su tierra. Finalmente, retrocedió en su decisión cuando cada comprador que se presentaba le comentaba que el suelo era demasiado pobre. Cuando ya no tenía ideas, recibió el apoyo de dos técnicos: Magín Meza, especialista en recuperación de suelo, y su esposa Elba.

La apuesta por un gran cambio: “Parecía una locura”

Don Víctor recuerda la frase que el ingeniero Meza le dijo y que inició el cambio en su sistema de trabajo: “La siembra directa es la solución.” Añadió: “No teníamos idea de qué quería decir; llegaron con los cultivos de cobertura, rastrojos de avena, nabo. No conocíamos nada de eso y, sinceramente, pensamos que estaba un poco loco,” comentó Ramírez, recordando que, a simple vista, la primera impresión que le dio esa variedad en su vehículo era un montón de malezas.

Para ilustrar la posibilidad de recuperación del suelo y la diferencia entre un sistema convencional y el de siembra directa, la finca de Víctor Ramírez alojó dos parcelas demostrativas, una al lado de la otra. En la primera parcela, destinada a siembra directa, sembró mucuna y, desde el proceso de reparación, tanto don Víctor como sus vecinos acompañaron a los especialistas en recuperación de suelo. Vieron todo el proceso, y recuerda con cariño que el ingeniero Meza usaba su vehículo particular para reunir a sus vecinos en lo que sería la escuela del sistema de siembra directa en su casa.

La primera entrega que Meza le hizo a Ramírez fue de 6 bolsas de 80 kilos de mucuna a un precio de 1.500 guaraníes el kilo en ese entonces, en la década de los 90. “Cuando me dijo el precio casi me da un infarto, afortunadamente me dijo que me daría la oportunidad de pagarle con semillas,” afirmó, Don Victor recuerda que en todo el proceso fue involucrada la familia comentando que eran llamados productores y esposas.

“Lo primero que vi fue el maíz sobre la mucuna; brotó verde, crecía sano, al lado de la parcela labrada que apenas mostraba un pobre maíz. Cuando mi esposa vio esto, me indicó tajante: ‘Esto es lo que debemos hacer, esto es lo que vas a hacer.’ Y así empezamos,” dijo Ramírez, quien hoy es reconocido como un maestro para los agricultores guaraní hablantes.

Pasaron tres años para que su tierra presentara las condiciones necesarias para volver a sembrar soja, y la cosecha alcanzó, en ese primer intento, los 2.700 kg de soja. En tres años, logró aumentar de 700 a 2.700 kilos por hectárea. Don Víctor no cambió su sistema de trabajo; lo fortaleció y tuvo la oportunidad de compartir su experiencia como instructor para los pequeños productores de todo el país.

“Muchos dicen que tengo suerte, pero yo realmente me dedico a trabajar; paseo los domingos por mi chacra,” comenta don Víctor, celebrando todas las oportunidades que le ha brindado la siembra directa.

El maestro de siembra directa para la agricultura familiar

“Tuve la oportunidad de ser disertante; yo, un analfabeto, hijo de una familia con 14 hermanos cuyos padres los alimentaron de la producción de solo 3 hectáreas. La primera vez fue en Cetapar, km 30. Temblaba de miedo, no podía ni siquiera presentar mi nombre,” recordó emocionado.

“Casi me desmayo, pero el ingeniero Magín me animó diciéndome que yo sí sabía el trabajo, que contara lo que hago. Temblaba de los nervios, no sabía qué hacer, y me ayudó alguien que estaba allí dándome consejos. Estaba sentado a mi lado y me explicó que eso le pasaba también a los ingenieros que sí estudiaron. Así empecé, y ahora sigo aportando como instructor en siembra directa,” relató.

El éxito de la implementación de la siembra directa ayudó a mejorar las condiciones de vida de la familia de don Víctor. “Hoy tengo como hijos a un ingeniero agrónomo, una licenciada agropecuaria y una ingeniera informática. Todos mis hijos estudiaron”; no dejé que enfrentaran las mismas limitaciones que yo,” concluyó celebrando que su familia logró superarse.

La historia de don Víctor Ramírez puede verse en la transmisión realizada por A&N en el canal de Fepasidias aquí partir de 01:44:59.

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