Desde General Artigas, departamento de Itapúa, Juvencio Rivas llegó a la Expo Mariano ARP 2025 a contar una historia colectiva de trabajo, resistencia y esperanza en la chacra paraguaya. Presidente del Comité Eraty, Rivas representa a un grupo de pequeños productores que, con el apoyo del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), están reactivando un rubro que alguna vez fue orgullo de su comunidad: el ajo.
“Nosotros llegamos a exportar ajo”, recuerda Juvencio con gran orgullo, y algo de nostalgia. “Pero con el tiempo, la producción fue cayendo. El suelo se enfermó, las semillas envejecieron, vinieron las sequías… se sumaron factores que nos impidieron continuar”.
Hoy, el comité del que forma parte, junto con el Comité Santa Librada, agrupa a 107 productores que suman un total de 27 hectáreas. El ajo volvió a ser su principal rubro de renta, pero también producen cebolla y por supuesto, todos los rubros tradicionales de autoconsumo en Paraguay: maíz, maní, mandioca y hortalizas. “El 80% lo vendemos en la zona, el 20% restante se destina a ferias del MAG y espacios gestionados por la gobernación”, comentó.
Rivas explicó que lo que marcó la diferencia fue la llegada de técnicos del MAG, quienes hicieron una evaluación, y tras identificar las causas de la caída del rubro, propusieron una reactivación con semillas genéticamente mejoradas. “No es barato. Cada productor recibió semillas por valor de 25 millones de guaraníes, más insumos, tecnologías y riego, lo que suma unos 40 millones. Pero sin esa ayuda, no habríamos podido comenzar”.

Aunque esta es la primera zafra con la nueva variedad ito, las expectativas son altas: entre 10.000 y 12.000 kilos por hectárea, Rivas, comenta que según los técnicos esta variedad en realidad puede llegar incluso a 20.000. “Eso sería un ingreso de hasta 30 millones por productor” .
Juvencio también reconoce que aún queda mucho por hacer. La recuperación del suelo por ejemplo, es un proceso largo: “Empezamos con abonos y cal agrícola, pero el subsolado todavía no lo hacemos como se debe. Necesitábamos producir ya, pero estamos comprometidos a seguir por el tiempo que haga falta, vamos a hacer lo necesario”.
Más allá de la técnica y la inversión, Juvencio tiene claro qué fue lo que sostuvo el proyecto: la organización, el compromiso y la fe, asegurando que el amor al trabajo en el campo es fundamental. “A otros productores les digo: organícense, pero sean serios. Amen lo que hacen. Trabajen con los técnicos, valórense, valoren a sus compañeros y al trabajo en conjunto. Nosotros tuvimos suerte de tener técnicos con vocación, profesionales que pelearon por lo que necesitábamos hasta conseguir que lo financie el MAG”, dijo Rivas al asegurar que eso para el productor, vale mucho.
