Mediante la producción y distribución anual de más de 260.000 litros de leche de soja y 40.000 kilos de bagazo, el programa de Responsabilidad Social Empresarial “Nutrición con Soja” de la Cámara Paraguaya de Exportadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco), constituye una estrategia integral de seguridad alimentaria que promueve el acceso gratuito a productos derivados de la soja, altamente nutritivos, en comunidades en situación de vulnerabilidad. La coordinación del programa anunció que la cantidad de centros llegará próximamente a 15.
Antonina López Melgarejo, coordinadora del Área de Responsabilidad Social de CAPECO, compartió con A&N los avances del programa, que en sus más de 12 años de existencia ya ha beneficiado a más de 40.000 personas.
Con 12 establecimientos de producción, “Nutrición con Soja” produce y entrega un promedio de 260.000 litros de leche de soja y 40.000 kilos de bagazo de soja a los beneficiarios. “El impacto positivo va directamente a mejorar la nutrición de niños, personas mayores, pacientes con capacidades diferentes y personas con un estilo de vida saludable”, comentó López.
“Nutrición con Soja” tiene como objetivo llegar a las familias y personas en situación de vulnerabilidad. La idea es ayudarlas a mejorar su alimentación, proporcionándoles las innumerables propiedades nutricionales que contiene la soja, “único grano que posee los 9 aminoácidos esenciales que el cuerpo necesita, y que, por ende, mejora la calidad de vida de las personas”, explica.
El programa está financiado por CAPECO en cooperación con otras organizaciones locales donde se implementa, como cooperativas, municipalidades, parroquias o incluso empresas privadas.
Sistema de monitoreo y evaluación
Pero el programa no consiste simplemente en brindar una capacitación y luego abandonar a los beneficiarios. Antonina López explica que aplican un sistema de monitoreo y evaluación tanto de procesos como de resultados. “Nuestras variables son: la cantidad de familias y personas beneficiadas en cada localidad donde se implementa el programa, la cantidad de productos entregados y la cantidad de personas capacitadas sobre el uso de la soja en las preparaciones alimenticias”, comenta.
Además, actualmente se encuentran en proceso de diseñar un instrumento de medición nutricional para los beneficiarios, que permita realizar una comparación entre el antes y el después del consumo de los productos. “Ese es un tema que nos interesa bastante, para incorporarlo en la evaluación de impacto”, asegura.

La expansión del programa es un hecho
Antonina celebra que, en los 12 establecimientos activos, no han encontrado ningún choque cultural. Desde el inicio de los talleres, en los que se degusta todo lo que se elabora, la aceptación ha sido del 100 %. Sin embargo, a veces llegar a los beneficiarios es difícil, no por falta de voluntad o materia prima. “En cuanto al desafío logístico, nos hemos encontrado con limitaciones relacionadas con la distribución de los productos. Como sabrán, nos enfocamos en la atención de familias de zonas vulnerables, y muchas personas no acceden a los productos por temas de conectividad o acceso”, aclaró.
La expansión del programa “Nutrición con Soja” es un hecho. “Si en 10 años ya contamos con 12 establecimientos de producción a nivel país, es porque nuestro programa puede llegar muy lejos y con un alcance nacional que contribuirá fuertemente a mejorar la nutrición y, por ende, la calidad de vida de numerosos compatriotas. Para este año, estamos preparando la habilitación de 3 establecimientos más”, informa Antonina López.
El futuro próximo
- Establecimiento N.º 13: en Colonia Felicidad de Liberación, para 600 familias.
- Establecimiento N.º 14: en Mariano Roque Alonso, para 400 familias, en convenio con una empresa privada.
- Establecimiento N.º 15: en Ricardo Brugada (Chacarita), para 800 familias o más.
Desde CAPECO, asegura Antonina, están abiertos a recibir propuestas de organizaciones locales o de empresas privadas que deseen desarrollar su proyecto de RSE en convenio. “Todas las propuestas siempre son bien recibidas y analizadas en forma conjunta con los interesados”, comenta.
Además, asegura que la intención no es generar una dependencia de la asistencia: “Todo programa social debe ser autosustentable con el tiempo. Pero para ello, nuestro deber como actores sociales es crear conciencia y empoderamiento comunitario, y esa es una materia que estamos desarrollando en forma gradual con las partes involucradas a nivel local”.