Hace 40 años Erni Antonio Schlindwein y su esposa tomaron la decisión de migrar a Paraguay, unos años después, se convirtieron en pioneros de implementación del sistema de siembra directa en nuestro país y hoy cosechan los frutos. El productor trabaja 130 hectáreas en el distrito de Naranjal, Alto Paraná y presentó su experiencia en agricultura de conservación durante la primera jornada del evento que hizo coincidir el Encuentro Nacional de Siembra Directa y Segundo Encuentro Mundial del Sistema de Siembra Directa en nuestro país.
“Elegimos a Paraguay como nuestra patria”, recuerda el agricultor, mostrando con orgullo las fotos junto a su esposa en la tierra que trabajan y su estado a su llegada al país. Él recuerda que desde el comienzo su vida giró en torno a la chacra, donde junto a sus vecinos intercambiaban ideas sobre cómo mejorar las prácticas agrícolas y enfrentar juntos los desafíos como enfermedades y plagas. Pronto, edificaron su vivienda y un galpón para la cosecha en la propiedad mientras se dedicaron a labrar la tierra.
Don Erni recuerda que los primeros años como agricultor instalándose en Paraguay fueron marcados por el destronque, una tarea esencial para preparar el suelo, recordando que en esa época era lo habitual. “Seguimos destroncando, preparando el suelo, en ese entonces la rastra era lo normal para la preparación”, cuenta. Sin embargo, pronto empezaron a surgir problemas de erosión debido a este sistema de trabajo.
El innovador sistema de siembra directa
A medida que la situación se volvía más complicada, la comunidad agrícola comenzó a cambiar su enfoque. Fue en la década de los 90 cuando adoptaron la técnica de siembra directa y cambiaron para siempre la forma de trabajar la tierra. “Era una cuestión de sobrevivencia”, destacaba el productor “Plantar sobre la paja tenía una técnica, debimos aprender lo que se tenía que preparar antes, realizar primero la buena cobertura del suelo y después sembrar”, explica.
El agricultor recordó los cultivos con los que empezó a trabajar siembra directa que fueron nabo y milleto, a los que posteriormente fue agregando entre sus cultivos principales soja y trigo, brachiaria y en su caso particular, comenta que para su tierra fue fundamental el cultivo de maíz. Fue un proceso, pero hoy en día esa evolución no solo pasó a un sistema de rotación, sino de consorcio de cultivos, comentó.
La preocupación por la conservación del suelo, la erosión y el proceso que exigía la transformación del sistema de trabajo en la comunidad llevó a la formación de alianzas estratégicas con organizaciones como la Cámara Paraguaya de Exportadores de Cereales y Oleaginosas (CAPECO), la Confederación de Asociaciones para una Agricultura Sustentable (Caapas) y la Federación Paraguaya de Siembra Directa (FEPASIDIAS), todas trabajando con el objetivo común de implementar la siembra directa, alianzas que el productor recuerda fueron fundamentales.
Las claves en el proceso de transformación
La capacitación fue clave para el éxito de este cambio, “Se informó de todas las maneras posibles, encuentros, simposios, muchas reuniones para concretar las oportunidades de capacitación”, recuerda. Además, el diálogo técnico entre productores, visitas a chacras y la adopción de nuevas herramientas y técnicas permitieron a los agricultores adaptarse a las nuevas prácticas de siembra y manejo del suelo con menos dificultad. Destacó de esta manera que la asistencia técnica es una de los primeros factores necesarios para introducirse en la siembra directa.
El uso de equipos de precisión y semillas de alta calidad también se convirtió en otra de las partes fundamentales del sistema agrícola. “Hoy en día disponemos de semillas con mucho vigor y también tenemos a favor una excelente genética en el mercado”, señaló, destacando la variedad en la oferta de semillas.
Con el tiempo, Don Erni y su comunidad vieron los frutos de su trabajo. “Si la erosión está controlada, la calidad del suelo mejora y la productividad aumenta considerablemente”, afirmó con satisfacción, recordando cómo los expertos en el Primer Congreso Mundial de Conservación del Suelo evaluaron su chacra con resultados sorprendentes para los asistentes, Don Erni aún recuerda los resultados de la medición técnica.
Un sistema de trabajo con alto impacto social
Estos altos rendimientos que fueron resultando del sistema de trabajo con siembra directa, la cobertura de suelo, rotación de cultivos, no solo les permitieron cubrir los costos de producción y mejoras, sino que también les dieron la posibilidad de participar en concursos y certificar sus productos, abriéndoles las puertas a mercados internacionales.
“Tener altos rendimientos genera rentabilidad, y por esa rentabilidad se tiene que pagar impuestos, pagamos bastante”, expresó Schlindwein al compartir los beneficios extendidos de la siembra directa a la sociedad.
Hoy, después de 40 años de dedicación al campo, el agricultor reflexiona sobre la vida que han construido. “La calidad de vida es el resultado de todo este trabajo”, afirma consciente, de que el esfuerzo invertido ha asegurado un futuro mejor para su familia, su comunidad y las generaciones venideras. En su opinión, la clave de todo esto ha sido el compromiso con el conservacionismo y el respeto por la tierra, un legado que espera que continúe floreciendo en el Paraguay que eligieron como su hogar hace ya cuatro décadas.
Erni Antonio Schlindwein, compartió fotografías del proceso en su tierra, el antes y el después y la disertación completa aún se puede escuchar en el canal oficial de Fepasidias en youtube que transmitió el evento a través de A&N, desde el minuto 30:55 aquí.
El Encuentro Nacional de Siembra Directa y Segundo Encuentro Mundial de Siembra Directa.
El evento fue organizado por la Federación Paraguaya de Siembra Directa (Fepasidias) y se realizó en el salón auditorio del SAPLE (Cooperativa La Holanda) en J. Eulogio Estigarribia (Campo 9), departamento de Caaguazú del 31 de julio al 02 de agosto.
