La crisis fluvial del 2024 provocó una caída del 30% en volumen transportado y alza del 50% en costos

La drástica disminución de los niveles en los ríos Paraguay y Paraná en el 2024 provocó interrupciones en la navegación, incrementos de hasta el 50 % en los costos logísticos, reducción del volumen transportado en un 30 % y pérdidas económicas superiores a los USD 200 millones en el sector naviero. También se reportaron dificultades en el abastecimiento de agua potable y  afectaciones severas en la biodiversidad ribereña. Las fluctuaciones extremas en los niveles fluviales limitaron la capacidad operativa portuaria durante gran parte del año, según el anuario hidrológico publicado por la Dirección Nacional de Meteorología e Hidrología.

“La crisis hídrica que atravesó nuestro país durante 2024 tuvo repercusiones significativas en la navegabilidad, el comercio y diversas actividades económicas dependientes de los ríos. La escasez de precipitaciones fue identificada como el principal factor desencadenante. La prolongada sequía y la bajante impactaron negativamente en los ecosistemas acuáticos, provocando mortandad de peces y alteraciones en la flora y fauna de las áreas afectadas.”, indica el reporte.

Uno de los sectores más perjudicados fue el naviero. Según el Centro de Armadores Fluviales y Marítimos (CAFyM), las pérdidas superaron los USD 200 millones, debido a una reducción cercana al 30% en el volumen transportado en comparación con 2023. Esta situación también provocó un aumento de hasta el 50% en los costos del flete fluvial, ya que muchas embarcaciones debieron reducir su carga o recurrir a transbordos terrestres para mantener la operatividad.

Por otra parte, la bajante afectó profundamente los ecosistemas ribereños, con impactos visibles en la biodiversidad local. Asimismo, la disminución del caudal fluvial comprometió la calidad y el suministro de agua potable en diversos puntos del país, especialmente en comunidades vulnerables.

El informe técnico de la DMH indica que a finales del año, las lluvias registradas en el sur de Brasil impulsaron un aumento del caudal del río Iguazú, lo que obligó a la apertura de vertederos en varias represas hidroeléctricas por falta de capacidad de almacenamiento. Este fenómeno causó un incremento temporal del nivel del río Paraná, alcanzando un máximo promedio de 19,7 metros en el puerto de Ciudad del Este. Sin embargo, tanto en el Paraná como en el río Paraguay, los niveles descendieron progresivamente hacia el cierre del año.

En sus conclusiones, el anuario hidrológico indica que la incertidumbre sobre el comportamiento futuro de los ríos Paraguay y Paraná resalta la importancia de estrategias de gestión del agua y planificación de infraestructura para mitigar el impacto de eventos extremos, así sugiere, que una colaboración interinstitucional que permitirá mejorar el monitoreo hidrológico, optimizar los pronósticos, y diseñar políticas integradas de adaptación al cambio climático y resiliencia hídrica. Sinergia clave para anticipar escenarios críticos, proteger a las poblaciones vulnerables y asegurar la sostenibilidad de los recursos hídricos compartidos.

Los ríos Paraguay y Paraná experimentaron condiciones hidrológicas críticas

En el año 2024, los ríos Paraguay y Paraná experimentaron condiciones hidrológicas críticas, marcadas principalmente por una prolongada sequía que afectó la región, especialmente en Brasil. Esta situación redujo significativamente los aportes de agua a la cuenca del Plata, impactando el transporte fluvial, la economía y el medio ambiente.

A pesar de que a inicios de año se registraron niveles máximos de hasta 5 m en los puertos de Pilar y Alberdi. El río Paraguay presentó niveles extremadamente bajos la mayor parte del año, alcanzando en el Puerto de Asunción un nivel de -1.61 metros, el más bajo desde el inicio de los registros para este puerto en 1904. Si bien, éste valor no corresponde al récord histórico de todos los puertos considerados para el análisis, resulta importante destacar porque ha sido el valor más bajo de todo el año 2024. Otras estaciones también marcaron mínimos históricos, dificultando la navegación y el transporte de mercancías. La situación mejoró temporalmente con el inicio del período de lluvias, lo que permitió un aumento en los niveles, especialmente en los puertos de la subcuenca media y baja. No obstante, hacia finales del año, los niveles descendieron nuevamente, con cotas entre 0.5 y 2.3 metros, manteniendo en alerta al sector de transporte fluvial.

Por su lado, durante el año 2024, el río Paraná experimentó fluctuaciones significativas en sus niveles, afectando diversas actividades económicas y sociales en la región. En la zona de la Triple Frontera, el nivel del río descendió alrededor de tres metros en una semana, alcanzando cotas de 6.78 metros en abril, una de las más bajas del año. En el puerto de Ayolas, se registraron niveles de hasta 60 cm en agosto, con un leve repunte a 1.90 metros en julio y un pico de 4 metros en diciembre, siendo éste el puerto que registró los niveles más bajos de todo el año 2024. La bajante del río Paraná generó sobrecostos de hasta el 30% para el sector naviero, ya que las embarcaciones debieron reducir su carga al 60% de la capacidad para evitar encallamientos. 1 Además, la capacidad de transporte fluvial del país se vio limitada, afectando el comercio que depende en un 80% de la hidrovía.