Agricultor paraguayo innova para superar barreras y producir fruta del dragón en San Pedro

Con un enfoque técnico y visión de futuro, la empresa Misionero S.R.L., liderada por Aldo René Fanego, impulsa el cultivo experimental de pitaya o fruta del dragón en Paraguay, apostando por variedades autopolinizantes que superan una de las principales barreras del rubro: la compleja fecundación nocturna. Este proyecto en Yrybucuá, departamento de San Pedro busca posicionar al país en el mercado internacional de frutas exóticas, sino también abastecer la demanda local con un producto altamente nutritivo y con valor agregado, respaldado por prácticas agrícolas innovadoras y sostenibles.

La empresa Misionero S.R.L., encabezada por su Director General, Aldo René Fanego, avanza en el cultivo de pitaya también conocida como fruta del dragón con un enfoque innovador y prometedor. En su parcela experimental, la firma apuesta por cuatro de las variedades más promisorias a nivel mundial, seleccionadas por su alta capacidad productiva y, sobre todo, por ser autopolinizantes.

“La pitaya es un cactus, pero su manejo exige el trabajo delicado de una hortaliza”, explicó Fanego. Una de las principales dificultades en el cultivo de esta fruta ha sido la polinización, que normalmente exige intervención humana durante horas específicas de la noche. “Antes se debía extraer el polen masculino al anochecer y aplicarlo en la madrugada en la misma flor. Nosotros ya superamos esa barrera”, destacó Fanego celebrando los avances de su trabajo.

Con una visión dual, la empresa busca tanto exportar como abastecer al creciente mercado local de consumidores interesados en frutas exóticas y saludables. “Hoy la gente está cambiando sus hábitos y busca alimentos con beneficios como los antioxidantes, y la pitaya es una de las mejores en ese sentido”, señaló.

El proyecto de Misionero S.R.L. se destaca también por su enfoque técnico. Antes de iniciar el cultivo, realizaron investigaciones comparativas con otros países productores. “Muchos usan postes de madera que se deterioran en cinco años por el peso de la planta. Nosotros optamos por postes de hormigón que duran hasta 30 años”, explicó. Cada rama puede producir una o dos frutas de hasta 600 gramos, lo que representa un rendimiento estimado de entre 8.000 y 10.000 kilos por hectárea”, explicó.

El único desafío pendiente es la disponibilidad de material vegetativo. “Una planta joven no sirve como semilla. Hay que esperar que llegue a su madurez fisiológica para reproducirla correctamente”, aclaró Fanego.

Sobre su experiencia de trabajo, recordó que la introducción de estas variedades se hizo antes del invierno pasado, bajo invernadero. Luego fueron trasladadas al campo, y en un año y medio comenzaron a dar frutos. “Dependiendo de la estación fría, podríamos tener hasta dos cosechas por año”, adelantó el productor.