Con una cosecha que se prevé limitada y un bajo nivel de los ríos, las regiones brasileñas que suelen importar arroz desde Paraguay, como Mato Grosso, podrían volcarse a Rio Grande do Sul para cubrir la demanda, especialmente en los últimos tres meses del año, dijo el analista Evandro Oliveira, explicando que se suma como un factor en contra para nuestro país el arrastre varias campañas agrícolas con sequía.
El sector arrocero enfrenta un escenario complejo en el Mercosur, indicó Evandro Oliveira, asesor de safras y mercados en Buenos Días Agronegocios de Noticias Agrícolas con Carla Mendes, Paraguay fue mencionado en la entrevista por la preocupación que genera para el vecino país considerando nuestras exportaciones del rubro a Brasil.
Paraguay, al igual que otras regiones productoras de arroz del Mercosur, enfrenta una sequía que ha afectado los principales ríos, cruciales para el transporte fluvial y las actividades agroindustriales, por esto es que preocupa como a otros rubros agrícolas al sector arrocero en Brasil, dijo Oliveira, quien también recordó que Argentina ha sufrido los efectos de la sequía, mientras que en Rio Grande do Sul las lluvias no han cesado, generando un escenario difícil para la región.
El impacto de la sequía en Paraguay no solo afecta su capacidad productiva, sino que también limita las exportaciones de arroz hacia otros países del Mercosur, que tradicionalmente dependen de este recurso. Con una cosecha que se prevé limitada hasta los últimos meses del año o principios del siguiente, las regiones brasileñas que suelen importar desde Paraguay, como Mato Grosso, podrían volcarse a Rio Grande do Sul para cubrir la demanda, especialmente en los últimos tres meses del año, dijo Evandro Oliveira a Mendes.
El 2024 del arroz en el Mercosur
El año comenzó con turbulencias climáticas, afectando la producción debido a inundaciones en abril y mayo, lo que generó preocupación por posibles faltantes de producto en el mercado. Esto llevó a los consumidores a apresurarse en los supermercados, una situación comparable a lo vivido durante la pandemia. Sin embargo, a pesar del temor, según Oliveira, en Brasil el principal problema fue la infraestructura de drenaje, lo que dificultó el flujo de productos, pero no la disponibilidad de los mismos.
Durante los meses de julio y agosto, el consumo mostró señales de recuperación, alcanzando hasta el 80% de los objetivos de ventas en algunos casos, aunque septiembre volvió a presentar signos de ralentización. Esta caída en el consumo, sumada a la resistencia de los compradores a pagar precios más altos, ha generado una falta de liquidez en el mercado, creando un desacuerdo entre productores.
En relación con la nueva cosecha, Oliveira destacó que se esperan mejoras en las exportaciones, especialmente hacia México, uno de los principales compradores de arroz brasileño. Asimismo, mencionó la importancia de las condiciones climáticas, particularmente en el sur de Brasil, donde las lluvias han afectado las plantaciones, mientras que otras regiones enfrentan sequías.
Además, el asesor subrayó el impacto de la retirada del arancel para las importaciones fuera del Mercosur, lo que provocó una inundación de arroz asiático en el mercado brasileño. Esto complicó aún más el panorama para los productores locales. Recordemos que el gobierno brasileño suspendió en mayo de este año el arancel de importación sobre el arroz por el resto del 2024 por las graves inundaciones que han devastado el estado de Rio Grande do Sul, el mayor productor del grano del país. La medida afecta a tres tipos de arroz, con la medida, el gobierno busca así garantizar el suministro y evitar una suba de los precios ante la esperada reducción de la oferta por las lluvias torrenciales e inundaciones que golpearon Rio Grande do Sul, debido a que el Estado es responsable del 70% de la producción del grano en el vecino país.
Oliveira concluyó que, aunque hay perspectivas positivas para la nueva cosecha en términos de exportaciones, todavía hay muchas incertidumbres que podrían afectar el desarrollo del mercado en los próximos meses, principalmente relacionadas con el clima y la volatilidad del dólar, tanto en Brasil como en todo el Mercosur.