Gasto público en agricultura se mantiene bajo y la FAO alerta de su potencial impacto en la seguridad alimentaria.

El gasto público en agricultura se sitúa en un nivel bajo y no crece en los países de ingresos bajos y los países de ingresos medianos bajos, según un informe del Programa para la Alimentación y la Agricultura de Naciones Unidas (FAO) sobre el estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo publicado en el mes de julio con la actualización 2024. Según el mismo, la mayor parte del apoyo financiero que ingresa desde otras fronteras a los países se destina al consumo de alimentos y no a inversiones en agricultura y otras actividades relacionadas con los sistemas alimentarios. Advierte que aunque las políticas transformadoras pueden costar miles de millones de USD, el costo de no financiarlas podría ascender fácilmente a billones de dólares.

“El seguimiento de los niveles actuales de la financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición revelan en este informe que el gasto público interno general en agricultura por habitante en las zonas rurales apenas varió a escala mundial entre 2010 y 2021 en los países de ingresos bajos y registró un aumento muy leve en los países de ingresos medianos bajos en los últimos años del período”, indica la publicación denominada Estudio de la Seguridad Alimentaria y Nutrición en el Mundo 2024.

En los países de ingresos medianos altos y en los países de ingresos altos fue muy superior y solo aumentó de forma sistemática en los países de ingresos medianos altos. Pero FAO aclara que este punto, que al carecerse de datos suficientes sobre el gasto público de todos los países, no es posible aplicar las definiciones básica y ampliada de financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición.

Según este reporte actualizado al mes de julio, en ocho países de ingresos medianos se observa también un aumento absoluto del gasto público en seguridad alimentaria y nutrición. En estos países, la proporción del gasto público en seguridad alimentaria y nutrición destinado a los principales factores determinantes de la inseguridad alimentaria y la malnutrición suele ser, en promedio, más alta. En total, la ayuda al desarrollo oficial y los otros flujos oficiales destinados a la seguridad alimentaria y la nutrición ascendieron a 77.000 millones de USD en 2021, que correspondieron, en su mayor parte, a la ayuda al desarrollo oficial. Entre 2017 y 2021 no se destinó a la seguridad alimentaria y la nutrición ni siquiera una cuarta parte de estos flujos a todos los sectores de la ayuda, según la Cepal.

Fuente: FAO

La composición de la ayuda al desarrollo oficial y de otros flujos oficiales destinados a la seguridad alimentaria y la nutrición presenta, en líneas generales, una gran estabilidad a lo largo del tiempo. En cuanto a la cuantía per-cápita, de 2017 a 2021 la ayuda al desarrollo oficial y otros flujos oficiales ascendieron a un promedio de 30 USD en los países de ingresos bajos, frente a 10 USD en los países de ingresos medianos bajos y 8 USD en los países de ingresos medianos altos.

No financiar a la agricultura y los sistemas alimentarios va a salir más caro

La cuantía de las remesas transfronterizas se calcula en una media de 735.000 millones de USD en el período que va de 2017 a 2022 (a precios corrientes). De estos flujos, casi la mitad se asignó a usos que probablemente contribuyeron a la seguridad alimentaria y la nutrición. La mayor parte de esta suma se destinó al consumo de alimentos y no a inversiones en agricultura y otras actividades relacionadas con los sistemas alimentarios. Aunque las políticas transformadoras pueden costar miles de millones de USD, el costo de no financiarlas podría ascender fácilmente a billones de dólares.

En el Informe de la Consulta Global de la Coalición para la Alimentación y el Uso del Suelo se estima que los actuales sistemas de alimentación y uso de la tierra generan costos sanitarios, nutricionales y medioambientales a escala mundial por valor de 12 billones de USD al año a precios de 2018. En la edición de 2020 de este informe figuran datos objetivos de que, con los actuales hábitos de consumo de alimentos, cabe prever que los costos sanitarios asociados a la dieta (derivados de la mortalidad y las enfermedades no transmisibles) superarán los 1,3 billones de USD anuales para 2030.

Fuente: FAO

En el estudio “El estado mundial de la agricultura y la alimentación 2023” se constata que, en todo el mundo, los costos ocultos cuantificados de los sistemas agroalimentarios ascienden a 10 billones de USD o más y que, de ellos, los que más predominan se derivan de hábitos dietéticos que aumentan el riesgo de enfermedades y que pueden acabar mermando la productividad de la mano de obra. Para los gobiernos de numerosos países resulta difícil ejecutar los presupuestos que han financiado. Puede que parte de la financiación disponible no se utilice de la forma más eficaz en función de los costos, equitativa y ecológicamente sostenible. En la edición de 2022 de este informe se indicó que, si se reorienta parte del apoyo mundial a la alimentación y la agricultura, que ascendió a un promedio de casi 630.000 millones de USD al año durante el período de 2013 a 2018, puede conseguirse que una dieta saludable resulte menos costosa y más asequible a escala mundial, en particular en los países de ingresos medianos.