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“El reconocimiento y respeto a la propiedad intelectual son insuficientes”

La inversión pública en investigación, según Estela Ojeda, Gerente del Instituto de Biotecnología (INBIO), es notoriamente baja, lo que dificulta el desarrollo y la implementación de nuevas tecnologías en la agricultura. En este sentido, la propiedad intelectual juega un papel crucial como incentivo para la investigación y el desarrollo. La propiedad intelectual es importante para toda la sociedad, entonces, la agricultura no está exenta de ella, enfatizó.

Ojeda explicó que el reconocimiento a través de la propiedad intelectual no solo motiva a los investigadores a seguir innovando, sino que también impulsa la inversión privada en este campo. “La propiedad intelectual no solo reconoce el trabajo de quienes desarrollan nuevas variedades y tecnologías, sino que también nos ofrece nueva tecnología que impulsa el progreso en la agricultura”, agregó Ojeda.

“Con esa baja inversión pública en investigación no hay, digamos, un efecto desarrollo. Entonces, necesitamos que otros inviertan, y una forma de invertir, es que las empresas, el sector privado, reciban reconocimiento por su trabajo”, expresó.

“Cuando hablamos de propiedad intelectual, estamos hablando de algo intangible, algo que proviene del intelecto humano. Sin embargo, en nuestra sociedad, siempre buscamos algo tangible cuando hablamos de propiedad”, señaló. Cuando compramos cosas, pagamos por propiedad intelectual, cuando hacemos las compras del súper, o de un vehículo automotor, todo tiene incluido “un montón de propiedades intelectuales”, dijo Ojeda, analizando por qué es tan fácil pagar por eso y no por la tecnología en agricultura.

Necesitamos garantizar su respeto y reconocimiento adecuados

Sin embargo, a pesar de la importancia de la Propiedad Intelectual, Ojeda destacó que en la práctica su reconocimiento y respeto son insuficientes. Señaló que, si bien existen leyes y regulaciones que respaldan la propiedad intelectual, su aplicación efectiva es limitada. Esto se refleja en la baja tasa de reconocimiento de la propiedad intelectual en el sector agrícola, especialmente en lo que respecta a las semillas certificadas.

“Cuando no reconocemos la propiedad intelectual al no adquirir semillas certificadas, estamos afectando tanto a quienes desarrollan nuevas variedades como a los semilleros”, advirtió Ojeda.

Ejemplo Práctico

Estela Ojeda hizo un cálculo rápido sobre el rubro soja, tomando como indicador las etiquetas emitidas por el Senave. “Recordemos que hoy, sobre una semilla hay dos propiedades intelectuales, por un lado está el derecho del obtentor y por el otro, están las patentes cuando es una tecnología. Entonces, cuando hablamos directamente de lo que hace a semillas, mirando el registro de Senave, solo el 30% a 40% de la superficie de soja trabaja con semillas certificadas, que es el medio, el único medio, a través del cual se reconoce la propiedad intelectual. El no respeto a la propiedad intelectual, afecta en una bolsa de semillas al que desarrolló la variedad y también a los semilleros”, lamentó.

Siguiendo con un ejemplo claro sobre las dificultades que enfrentan en nuestro país los que apuestan por un trabajo formal con los registros correspondientes de propiedad intelectual, Estela Ojeda recordó que en época de siembra se promueve la venta de semillas no certificadas, conocidas popularmente como bolsa blanca, a través de las redes sociales. “Se sabe, se tiene nombre, apellido, se puede llegar a ellos y lo que están ofreciendo” y a pesar de esto no ven castigos, lamentó.

Ojeda subrayó la necesidad de una mayor conciencia y educación sobre la importancia de la propiedad intelectual, tanto entre los agricultores como en la sociedad en general. Destacó la importancia de enseñar a diferenciar entre productos que respetan la Propiedad Intelectual y aquellos que no lo hacen, así como de fomentar una cultura de respeto hacia la innovación y el trabajo intelectual.

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