El productor paraguayo enfrenta al Fantasma del 2022.

Los recuerdos de la quiebra de zafra en 2022, que afectó gravemente a Paraguay, siguen presentes y contribuyen a la cautela de los productores, dijo Lucas Machado, presidente de Prograin. La situación climática ha sido un factor determinante en la toma de decisiones para la comercialización de la zafra 2024-2025 y las condiciones irregulares de lluvias, sumadas a un enero y fines de diciembre excepcionalmente secos, han afectado la producción no sólo de Paraguay, sino de toda la región de Sudamérica.

El año 2025 se presenta como un período de cautela para los productores paraguayos, con una comercialización lenta y una gran preocupación por las condiciones climáticas. Si bien algunos precios han mejorado en las últimas semanas, el mercado sigue enfrentando incertidumbres significativas que hacen que los productores mantengan una postura cautelosa, esperando que la cosecha y las condiciones de mercado evolucionen antes de asumir compromisos mayores.

“El productor está muy cauto debido a todo el tema climático. Las lluvias han sido muy irregulares, lo que ha generado mermas en la producción. En regiones como San Pedro hemos visto un tercer año consecutivo de afectaciones significativas, con un impacto climático fuerte en la producción de soja”, explica Machado. En este contexto, según el analista, los negocios avanzan lentamente, impulsados más por necesidades logísticas que por una estrategia de comercialización anticipada.

Los precios no son suficientes para motivar al productor a asumir riesgos mayores.

Según Machado, la comercialización de soja se mueve de forma gradual, y los precios, aunque ligeramente mejores en las últimas semanas, no son suficientes para motivar al productor a asumir riesgos mayores. En Paraguay, los precios de la soja han experimentado una leve mejora, con un promedio de $356 en Asunción y $336 en el interior del país, aunque el escenario de incertidumbre genera cautela. “Los negocios salen de forma muy lenta debido a la cautela del productor, que prefiere esperar a ver cómo avanza la cosecha antes de asumir compromisos”, agregó.

El factor climático no es el único que incide en el mercado. Las especulaciones sobre las condiciones de cosecha en Brasil, Argentina y otras zonas productivas de la región también han influido en los precios internacionales. La incertidumbre en torno a la producción de soja en el sur de Brasil y el impacto de la sequía en la región de Río Grande del Sur y con más atención Argentina, han hecho que los precios de la soja en Chicago experimenten un repunte, lo que podría beneficiar al productor si se logran aprovechar estos precios.

El impacto de la fluctuación del dólar también juega un papel crucial. Con un dólar más débil, las compras de Estados Unidos han aumentado, lo que ha afectado la relación entre la oferta y la demanda en América del Sur. Machado explica que aunque Paraguay se mantiene relativamente estable en términos de precios debido a su mercado dolarizado, la demanda más activa sobre América del Norte podría frenar la oferta local, presionando a la baja los precios en la región.

El Maíz y el Trigo: Expectativas de producción y preocupaciones por la logística.

A pesar de las dificultades en la soja, el mercado de maíz también enfrenta una situación de incertidumbre. Aunque todavía hay alrededor de 300.000 a 400.000 toneladas de maíz disponibles para comercializar en el primer semestre del año, la comercialización sigue siendo lenta. “La logística está muy concentrada en la soja, lo que dificulta la venta de maíz. Además, la incertidumbre sobre el clima y las previsiones de La Niña generan una cautela aún mayor entre los productores”, destaca Machado. Además, los negocios en el mercado de maíz hasta el momento han sido mayormente a través de trueques, como la entrega de semillas e insumos.

Por otro lado, el mercado de trigo se encuentra relativamente tranquilo, con los molinos locales bien abastecidos y una demanda estable desde Brasil, que suele absorber el excedente de producción de Paraguay. Sin embargo, la falta de movimientos significativos en el mercado y las restricciones logísticas también han afectado la fluidez de los negocios.