Comenzando sus tareas agrícolas con buenas condiciones climáticas, los productores enfrentan una problemática que persiste y genera gran preocupación: el robo de granos en ruta. Este delito, que lleva años afectando a los transportistas y agricultores, continúa sin una respuesta contundente por parte de las autoridades, pese a las reiteradas denuncias realizadas, incluso ante el propio presidente de la República, comentó a A&N desde Nueva Esperanza Canindeyú, el Directivo de la Asociación de Productores de Soja, Oleaginosas y Cereales APS, Eno Michels.
Los productores han buscado soluciones ante la aparición del inconveniente y allí surgió la implementación del sistema de rastreo satelital, pero así como los trabajadores innovan buscando seguridad, también lo hacen los delincuentes, pues la modalidad de estos robos, conocidos como “ordeñe de granos”, consisten ahora en desviar los camiones unos pocos metros de la ruta para extraer entre 300 y 500 kilos de soja sin que el movimiento sea lo bastante distante para que el GPS detecte la desviación.
Eno Michels declaró que existen una connivencia entre choferes y algunos silos que compran la mercadería sustraída. Explicó que si bien “Se lleva años trabajando en esto, no hay una postura firme del gobierno”, expresando que la falta de acción de las autoridades genera las condiciones para que el ordeñe continúe.
En Canindeyú hay condiciones favorables para la siembra, pero los bajos precios preocupan.
A pesar de esta problemática, el panorama para la zafra actual no es del todo negativo. Con la llegada de 60 milímetros de lluvia en Nueva Esperanza, la humedad acumulada fue suficiente para comenzar la siembra. No obstante, los productores reconocen que la incertidumbre siempre está presente y preocupa particularmente los bajos precios.
Cada campaña, recordó Michel, la principal preocupación es el clima. “Si el clima es favorable, lo demás lo hacemos nosotros, porque sabemos hacerlo muy bien”, afirmó, haciendo énfasis en las técnicas de agricultura sostenible que caracterizan a Paraguay como la siembra directa y el manejo cultural adecuado para lograr una buena instalación del cultivo.
Son los bajos precios internacionales los que siguen siendo motivo de inquietud. Aunque el costo en dólares por hectárea se mantiene entre 600 y 700, el valor de la soja, actualmente rondando los 380 o incluso menos, alrededor de 300 dólares, obliga a los agricultores a necesitar más granos para cubrir la misma inversión. A esto se suma la expectativa por la cosecha en Estados Unidos y el inicio de la siembra en Brasil y Argentina, que podrían influir en una mejora de los precios para cuando llegue el momento.
Semillas y abastecimiento.
En cuanto al suministro de semillas, la situación es positiva en Canindeyú. Aquellos productores que optaron por hacer su propia semilla lograron buenos resultados en esta zona del país a diferencia de otras que enfrentaron inconvenientes en zafriña como el caso de distritos de Alto Paraná, y además hay varios proveedores que han logrado abastecer adecuadamente la demanda del sector.
Eno Michels aseguró que aunque los desafíos son múltiples, la esperanza de que la zafra venga bien se mantiene viva entre los agricultores, quienes confían en que, con buenas condiciones climáticas y una eventual mejora en los precios internacionales, podrán afrontar los retos del ciclo. La comunidad agrícola, sin embargo, mientras sigue invirtiendo y trabajando, continúa exigiendo una respuesta firme y efectiva por parte de las autoridades para combatir el robo de granos, una problemática que afecta directamente la rentabilidad y seguridad del sector.
