“Caro es lo que no funciona”, afirmó el ingeniero agrónomo y docente universitario argentino Marcelo de la Vega durante el Simposio Internacional de Agricultura de la Central Nacional de Cooperativas (UNICOOP), que en su segunda edición tuvo como centro de análisis la Resistencia y Protección Vegetal. Advirtió que el verdadero costo en la producción agrícola no está en el uso de fitosanitarios o en el asesoramiento profesional, sino en aplicar tecnologías sin conocimiento ni estrategia, lo que incrementa la resistencia de malezas y reduce la eficiencia productiva en el campo.
Durante el Simposio Internacional de Agricultura “Resistencia y Protección Vegetal” organizado por la Central Nacional de Cooperativas (UNICOOP), el experto, ingeniero agrónomo y docente universitario argentino Marcelo de la Vega brindó una disertación centrada en el manejo de malezas y el uso de herbicidas residuales, haciendo hincapié en la necesidad de un cambio de mentalidad en los sistemas productivos de la región.
Profesor en la Universidad de Tucumán y en la Universidad del Chaco Austral, De la Vega explicó que su participación estuvo motivada por la creciente problemática de resistencia a herbicidas. “Viendo la problemática de resistencia que hay en Argentina y que hay en todo el mundo, pero un poco debido a que ciertas tecnologías se han usado durante más tiempo en Argentina, es que hoy vinimos a hablar de herbicidas residuales”, señaló.
El especialista explicó que el uso extendido de glifosato en cultivos transgénicos resistentes provocó un fuerte retroceso en la utilización de herbicidas residuales. “El uso de glifosato en las variedades transgénicas resistentes al glifosato hizo que prácticamente los herbicidas residuales se usen en muy poca cantidad”, indicó, y recordó que “en nuestros tres países, Argentina, Brasil y Paraguay, prácticamente llegamos en algún momento a cero herbicidas residuales”.

“En Paraguay también es muy baja la adopción de herbicidas residuales”
De la Vega detalló que la situación ha comenzado a revertirse en Argentina. “Hoy en Argentina, después de tantos años, estamos prácticamente en un 100% de herbicidas residuales. Brasil, en alguna zona, está en un 30-40%, hay estados con un 20%, y sé que acá en Paraguay también es muy baja la adopción de herbicidas residuales”, afirmó. En ese contexto, explicó que su objetivo fue “transmitir ese mensaje de un cambio de pensamiento, un cambio de mentalidad acerca de cómo debemos hacer el manejo para hacerlo más eficiente y para tratar de disminuir la probabilidad de generar resistencias”.
El académico remarcó la importancia del conocimiento técnico en la toma de decisiones. “Cuando uno no conoce el problema, el éxito o el fracaso es una cuestión aleatoria, es decir, vamos a depender del azar si tenemos éxito”, advirtió, y agregó: “Uno no debería depender del azar, sino debería depender del conocimiento, de la técnica a aplicar para tratar de tener éxito”. En ese sentido, sostuvo que es clave comprender la biología y la dinámica de las malezas: “Cómo deberíamos conocer la biología, cómo deberíamos conocer la dinámica de las malezas para poder aprovechar los momentos oportunos de controlarlas”.
“El asesor técnico debe recuperar protagonismo en el manejo productivo”
Como docente universitario, De la Vega también destacó el rol del profesional en el campo. “Yo soy un profesor universitario, entonces tengo un concepto acerca de la formación de los profesionales y de la necesidad de los profesionales”, expresó. Si bien reconoció que “uno puede hacer agricultura sin profesionales”, comparó esa situación con la salud humana: “Sería como si nos curamos nosotros mismos, ¿no? ¿Por qué recurrimos a un médico? Bueno, así también debemos recurrir a la persona especializada, que es el ingeniero agrónomo, para que nuestros campos estén mejores”.
Según el disertante, el asesor técnico debe recuperar protagonismo en el manejo productivo. “Para tener una mejor sanidad en el campo, para tener una mayor producción, creo que eso hace que el técnico tenga una relevancia y empiece nuevamente a ser considerado en el manejo productivo de los campos”, afirmó.
En relación con los costos, De la Vega cuestionó la idea de que el asesoramiento profesional o los agroquímicos sean un gasto. “A veces podemos considerar que un profesional puede ser un gasto, podemos considerar que el uso de agroquímicos puede ser un gasto”, reconoció, pero enfatizó: “Caro es lo que no funciona”. Y explicó: “Si yo uso un herbicida que es barato, que es económico, pero que no me cumplió el objetivo para el cual yo lo estoy usando, es algo caro, porque gastaste poco, pero no tuviste beneficios”. En cambio, sostuvo que “uno a veces puede usar un producto que cueste más, algo que aparentemente es más caro, pero me solucionó el problema y entonces no es caro, sino que fue una inversión”.
“Al Estado, que nos deje las manos libres para producir, que somos un motor interminable”
Finalmente, el profesional dejó un mensaje dirigido al productor paraguayo y al Estado. “Primero, mi agradecimiento porque están en el frente de una batalla que es la producción de alimento, que el mundo lo necesita”, expresó, destacando que los productores “son el motor con que los países funcionan”. Comparó la realidad paraguaya con la argentina y recordó que “cuando al campo le va bien, al país le va bien”.
De la Vega alentó a los productores a sentirse orgullosos de su rol. “Que el productor sienta el orgullo de contribuir al bienestar y al desarrollo del país y que siga apostando en eso, porque lo único que sabemos hacer los productores es producir”, afirmó. Y concluyó con un pedido claro: “Al Estado, que nos deje las manos libres para producir, que somos un motor interminable”.





