“Se logró la integración productiva y se dejaron atrás los prejuicios y los discursos de violencia”

“Cuando comenzamos, esta era una zona roja, un territorio de conflicto. Se quemaban sembradoras y se golpeaba al que quería sembrar soja en su propia chacra. Hoy la realidad es distinta: se logró la integración productiva y se dejaron atrás los prejuicios y los discursos de violencia”, expresó Héctor Cristaldo, presidente de la Unión de Gremios de la Producción (UGP), durante el acto de inicio de la siembra de soja organizado junto con la Federación de Cooperativas de Producción (Fecoprod) en el departamento de Caaguazú.

El evento, realizado bajo el lema “Motor del campo, impulso del país”, tuvo lugar este año en Raúl Arsenio Oviedo, en la cooperativa Apaagro, en un departamento que ha logrado convertir la producción de soja en un negocio sostenible.

Cristaldo abrió su discurso recordando los inicios del trabajo conjunto entre el sector público y privado para impulsar la agricultura familiar mediante la integración de cultivos rentables. Celebró los avances alcanzados a través de la capacitación y el acompañamiento técnico-financiero a las familias productoras del quinto departamento.

Hoy es un día que marca la culminación de una etapa en un proceso largo de más de ocho años. Y la conclusión es clara: este es el camino, trabajar juntos, pequeños, medianos y grandes productores”, afirmó, destacando cómo se sumaron las capacidades tanto del sector público como del privado.

El verdadero motor son los productores

El titular de la UGP subrayó además: “El verdadero motor fueron los 33 pequeños productores que pusieron alma, corazón y vida para salir adelante. Ellos pusieron todo su esfuerzo”. Y recordó con orgullo: “Como me dijo en su momento un líder campesino: Isencilloko la ore diagnóstico (…) tres cosante la ore problema: chentese, tavy ha sogue” (Nuestro problema es muy sencillo ingeniero, son solo tres cosas: individualismo, ignorancia y pobreza).

Respecto al “chentese” (individualismo), Cristaldo resaltó que en la comunidad anfitriona ese obstáculo ya quedó atrás: “Se ve claramente, evolucionaron del trabajo individual al comité, luego a la asociación y hoy ya vemos una cooperativa”, celebró.

Continuó su mensaje en guaraní para destacar que la ignorancia está siendo superada mediante capacitaciones, y que la pobreza también comienza a retroceder gracias a los resultados del trabajo agrícola organizado y tecnificado.

Cristaldo recordó que, al inicio de esta iniciativa, muchos intentaron desalentarlos afirmando que no funcionaría porque “el paraguayo es haragán y no quiere progresar”. Sin embargo, aseguró que Caaguazú es la prueba de lo contrario: “El paraguayo es guapo y si se le dan las condiciones sale adelante”.

“Por eso creemos que este es el camino: trabajar juntos, sector público y sector privado”, concluyó.

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