En julio, los aceites vegetales alcanzaron su precio más alto en tres años, y parte de esa suba estuvo ligada a lo que pasó en América. Según la FAO, el aceite de soja aumentó por las expectativas de una fuerte demanda de materia prima del sector de biocombustibles en la región, lo que empujó el índice general hasta los 166,8 puntos, un 7,1% más que en junio. Este repunte se sumó al alza del aceite de palma y girasol, mientras que el de canola fue el único en bajar por el ingreso de nuevas cosechas en Europa.
El índice de precios de los aceites vegetales de la FAO registró un promedio de 166,8 puntos en julio, con un aumento de 11,1 puntos (un 7,1 %) respecto del mes anterior con el que alcanza el nivel más elevado en tres años, según el último informe publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
El aumento obedeció principalmente a la suba de las cotizaciones de los aceites de palma, soja y girasol, que compensó con creces el descenso de los precios del aceite de canola. Los precios internacionales del aceite de palma subieron en julio por segundo mes consecutivo, impulsados principalmente por la constancia de la gran demanda mundial para la importación que se vio favorecida por la mejora de la competitividad de los precios frente a otros aceites vegetales.
Por su parte, las cotizaciones del aceite de soja se reforzaron por las perspectivas de una firme demanda de materias primas por parte del sector de los biocombustibles en el continente Americano, mientras que los precios del aceite de girasol subieron debido a la mayor escasez estacional de la oferta en la región del Mar Negro. Por el contrario, los precios mundiales del aceite de canola disminuyeron en julio, fundamentalmente a causa de la presión ejercida por la llegada de suministros de cosecha reciente en Europa.