El sector agrícola y ganadero de América Latina y el Caribe continúa perdiendo dinamismo en el mercado laboral. Según el Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2025, publicado por la CEPAL, el empleo en la agricultura volvió a contraerse en el primer trimestre del año, a contracorriente del crecimiento observado en otros sectores de mayor productividad.
A pesar de que el empleo general en la región creció un 1,8% en 2024 y un 1,7% interanual en el primer trimestre de 2025, impulsado principalmente por la industria manufacturera (2,3%) y los servicios (2,0%), la agricultura no logró sumarse a esta recuperación. Sobre Paraguay, la Cepal enlistó a nuestro país entre los que registraron una caída superior al 2% para el rubro.
La tendencia de pérdida de empleos en la agricultura contrasta con el crecimiento del empleo asalariado, que fue el principal motor del aumento del empleo total, con un incremento del 2,2% y un aporte del 82% al crecimiento total del empleo. También creció el número de personas que trabajan por cuenta propia, mientras que se registraron caídas en el servicio doméstico, los trabajadores familiares no remunerados y los empleadores.
En términos más generales, el informe muestra que, si bien la creación de empleo ha continuado, se observa una desaceleración. Se proyecta un crecimiento del empleo del 1,5% en 2025 y del 1,2% en 2026, por debajo de las tasas de 2023 y 2024. No obstante, se espera que la tasa de desempleo se mantenga estable en torno al 5,6%, y que la informalidad laboral continúe disminuyendo, gracias al peso creciente de los sectores formales.
De hecho, el aumento del empleo formal se reflejó en una baja de la tasa de informalidad, que pasó de 46,8% a 46,3%. Sin embargo, casi la mitad de los trabajadores de América Latina y el Caribe aún se encuentran en la informalidad.
La tasa de desocupación, por su parte, disminuyó del 6,7% al 6,0% en el primer trimestre de 2025, con reducciones significativas en Brasil, Colombia y Jamaica.
El informe también pone énfasis en las persistentes brechas de género. En el primer trimestre de 2025, la participación laboral femenina fue del 52,1%, frente al 74,0% de los hombres. La tasa de ocupación de las mujeres fue 22 puntos porcentuales inferior a la de los hombres. A pesar de esto, las brechas se redujeron levemente, acompañadas por una baja del desempleo femenino del 8,1% al 7,4%.
En cuanto a los ingresos, se registró una mejora en los salarios reales. El salario real medio aumentó un 3,3% y el salario mínimo real un 1,3% en el primer trimestre de 2025 en comparación con el mismo período de 2024. Este avance se vio favorecido por una inflación más baja y el crecimiento del empleo en sectores formales y con mayores niveles de remuneración.
El informe proyecta que la participación laboral continuará mejorando, especialmente entre las mujeres, lo que podría contribuir a una mayor equidad en el mercado de trabajo, aunque las brechas estructurales de género seguirán siendo elevadas.