CEPAL alerta sobre crecimiento limitado y riesgos estructurales al agro de Latinoamérica

En 2025, América Latina y el Caribe enfrentan un entorno económico adverso, con bajo crecimiento global, tensiones geopolíticas y caída del comercio internacional. El sector agropecuario, afectado por factores estructurales y coyunturales, enfrenta serias limitaciones para crecer. Según la CEPAL, el PIB regional aumentará apenas 2,2%, mientras el agro sufre por el proteccionismo y los eventos climáticos extremos. Pese a precios relativamente altos de materias primas, la falta de infraestructura, tecnología y productividad exige una transformación urgente basada en sostenibilidad, innovación e integración regional.

América Latina y el Caribe atraviesan en 2025 un escenario económico complejo que impacta directamente al sector agropecuario, en un contexto marcado por bajo crecimiento global, tensiones comerciales y reducción del comercio internacional. Según el más reciente Estudio Económico de América Latina y el Caribe, publicado por la CEPAL, el crecimiento regional del PIB se moderará a 2,2% este año, consolidando así una década de expansión débil. En el caso de Paraguay, la CEPAL proyecta un crecimiento del 4% tanto para 2025 como para 2026.

El informe señala que el sector agrícola enfrenta diversos desafíos estructurales y coyunturales. La guerra arancelaria iniciada en abril de 2025 ha intensificado las políticas proteccionistas a nivel global, lo que afecta directamente al comercio de bienes, incluidos los productos agroalimentarios. A ello se suma la proyección de una caída en el volumen del comercio global de mercancías, situación especialmente perjudicial para una región altamente dependiente de sus exportaciones agrícolas.

Pese a este panorama, los precios de las materias primas se mantienen relativamente altos, lo que podría ofrecer cierto alivio a los países exportadores netos de alimentos, granos y productos agroindustriales. Sin embargo, la volatilidad de los precios internacionales y el impacto de fenómenos climáticos extremos, como sequías e inundaciones, limitan la capacidad de planificación y crecimiento del sector agropecuario.

La falta de inversión en infraestructura rural, tecnologías agrícolas avanzadas y sistemas de riego continúa siendo una barrera crítica para mejorar la competitividad del agro. Además, la productividad agrícola no ha mostrado avances significativos en los últimos años, reduciendo las posibilidades de expansión y diversificación. En un contexto internacional cada vez más competitivo, la región necesita con urgencia políticas públicas orientadas a la innovación y la modernización del agro, con especial énfasis en sostenibilidad ambiental, digitalización del campo y acceso a mercados estratégicos.

Perspectivas 2025-2026

De cara a 2026, la CEPAL prevé una ligera mejora en el crecimiento regional (2,3%), aunque advierte que persisten riesgos importantes. Para el sector agropecuario, esto implica la necesidad de fortalecer su resiliencia frente a factores externos como el cambio climático, la incertidumbre comercial y las tensiones geopolíticas, y avanzar hacia una diversificación productiva que combine sostenibilidad ambiental e inclusión social. El informe también subraya la importancia de mejorar la integración regional y aprovechar las oportunidades del comercio intrarregional en alimentos y productos agroindustriales. En este contexto, la articulación público-privada será esencial para impulsar una transformación estructural del agro latinoamericano, capaz de generar empleo de calidad, reducir la informalidad rural y consolidar la competitividad del sector en un entorno global cada vez más exigente.

Finalmente, la CEPAL advierte que las proyecciones regionales están sujetas a múltiples incertidumbres, incluyendo la evolución de las tensiones geopolíticas y la posible desaceleración económica prolongada en varias economías de la región, lo que podría generar un sesgo a la baja en las perspectivas actuales.