“En Paraguay, el crédito no fluye hacia donde más se necesita. Aunque el volumen total de préstamos ha crecido en los últimos años, su distribución no siempre responde a criterios de productividad, innovación o solidez financiera”, advierte el informe denominado: “La paradoja del financiamiento al desarrollo en Paraguay”, elaborado por el Centro de Estudios Económicos (CEE) de la Unión Industrial Paraguaya (UIP). Presentando propuestas concretas, señalan que “No se trata de quitar espacio a unos para dárselo a otros, sino de crear condiciones equitativas para que todos los sectores con potencial accedan a herramientas que impulsen su desarrollo”.
Según el análisis compartido por la UIP, los recursos siguen concentrándose en sectores como el comercio, la ganadería y la agricultura de menor escala, que si bien tienen peso económico, presentan mayores niveles de morosidad y menor aporte al Producto Interno Bruto (PIB). En cambio, los sectores de industria y servicios siguen relegados, a pesar de su impacto en la generación de empleo y valor agregado.
“El acceso al financiamiento no debería ser un obstáculo en una economía que busca diversificarse. Sin embargo, los sectores con mayor potencial de transformación productiva no son prioritarios para el sistema financiero”, señala el informe, basado en datos de la Encuesta de Financiamiento Industrial 2024, realizada con el apoyo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Según el reporte de la CEE, uno de los datos más llamativos del estudio es la desconexión entre el aporte económico de los sectores y el crédito que reciben. La industria, por ejemplo, accede apenas al 7,5% del crédito bancario, muy por debajo de su peso en el PIB. El sector servicios enfrenta una situación similar. En contraste, el comercio concentra cerca del 18% del crédito, pese a registrar una morosidad del 2,77%, superior a la de sectores industriales.
La industria necesita crédito proporcional a su aporte
“La industria necesita crédito proporcional a su aporte si queremos transformar la matriz productiva del país”, sostuvo Julio Fernández, jefe senior del CEE, al presentar el informe. El estudio también examina las razones detrás de esta asignación desigual del crédito. Entre los principales factores se encuentran las asimetrías de información, donde es más fácil evaluar garantías tradicionales como la tierra, que activos industriales o intangibles. A esto se suman los altos costos de análisis en sectores con modelos de negocio más complejos y una percepción institucional que sigue viendo a sectores tradicionales como más “seguros”, pese a los datos en contra.
De hecho, según la encuesta del CEE, una empresa del sector primario tiene hasta tres veces más posibilidades de acceder al crédito que una industria, incluso si ambas tienen el mismo tamaño y nivel de facturación. Solo cuando se trata de industrias grandes y exportadoras, esa brecha comienza a cerrarse.
“No se trata de quitar espacio a unos para dárselo a otros, sino de crear condiciones equitativas para que todos los sectores con potencial accedan a herramientas que impulsen su desarrollo”, señaló Fernández.
El informe también analiza el papel de las entidades financieras públicas. Aunque reconoce avances —como en el caso de la Agencia Financiera de Desarrollo (AFD) en el área habitacional—, el crédito al sector industrial sigue siendo limitado. En la última década, el financiamiento aprobado por la AFD para la industria creció apenas 5%, mientras que en el agro se logró cerrar una brecha histórica del 55%.
En el Banco Nacional de Fomento (BNF), el crédito continúa centrado en consumo, agricultura y comercio, con una participación de la industria del 5,5% y de los servicios del 3,2%. A pesar de algunos signos de diversificación desde 2019, la participación del crédito industrial incluso retrocedió 0,7 puntos porcentuales.
“La banca pública debe asumir un papel protagónico en el impulso a la industria, si queremos un desarrollo equilibrado”, enfatizó Fernández.
Este informe divulgado por la UIP incluye una lista de propuestas para una nueva arquitectura financiera
Como parte del informe, el CEE plantea una hoja de ruta con medidas concretas para corregir estas desigualdades y transformar el sistema financiero en un motor del desarrollo:
- Equilibrar las condiciones de acceso al crédito, extendiéndolo a sectores estratégicos como la industria y corrigiendo las disparidades regionales.
- Reducir los costos de transacción y mejorar la información, con herramientas como un Fondo de Garantía para la Transformación Productiva, una Ley de Inclusión Financiera Industrial o un Portal Único de Riesgo Sectorial.
- Cambiar la percepción del riesgo industrial, con incentivos para que la banca privada vea al sector como una oportunidad sostenible.
- Fortalecer la cooperación público-privada, mediante mesas sectoriales de financiamiento, capacitaciones conjuntas y estandarización de criterios de evaluación.
“La transformación productiva de Paraguay necesita una nueva arquitectura financiera que acompañe el potencial de sus industrias. El crédito no debe ser un freno, sino el motor del desarrollo”, concluyó el jefe del CEE.